lunes, octubre 23, 2006

Real Madrid 2 Barca 0

Primera Real Madrid 2 - Barcelona 0

EL IMPERIO CONTRAATACA

El Madrid ganó al Barcelona y el partido le dio la razón a Capello, que predica la importancia del resultado sobre todas las cosas. Su rival jugó mejor durante muchos minutos y llegó a controlar totalmente el duelo, pero su dominio fue un ejercicio inútil, un toque-toque que no encontró delantero ni inspiración. A cambio, el Madrid ofreció ansia, pundonor, compromiso y eficacia. Virtudes poco vistosas, pero fundamentales para vencer al Barcelona y a cualquier rival que se ponga por delante.Si todo se puso de cara fue porque todo se hizo bien desde el primer minuto, por eso la fortuna no puede ser una explicación determinante. A los dos minutos, Sergio Ramos subió por la banda como si en lugar de conducir un balón condujera una tribu. Su centro al área fue potente pero sutil, con el efecto y el temple que le imprimen los buenos pasadores. Durante la semana, Capello le había obligado a ensayar esa misma jugada. Pero hasta esos balones seductores hay que rematarlos. Necesitan de alguien que crea en ellos, que vuele, que los espere allí colgado. Y no hay nadie más creyente que Raúl. El capitán apareció con la inclinación y el orgullo de los mascarones de proa, cabeza, pecho y valor. Su testarazo entró por la escuadra y la estirada de Valdés sólo pudo mejorar la foto.Como no podía ser de otra forma, el gol impulsó al Madrid, que durante quince minutos disfrutó del partido soñado (por Capello), un choque con más pasión que fútbol, el Barça confuso, la lluvia. Raúl tuvo la sentencia en sus botas, pero su disparo rozó en un defensa y se estrelló con estrépito en el larguero. La jugada tenía la firma de Robinho, que había burlado a Zambrotta. Eso te ofrecen los futbolistas con desborde: cada cinco cubos de arena, uno de oro. Por eso se entiende mal que no se les entregue una pala.Cambio.Sin embargo, después de un chut lejano de Robinho que atrapó Valdés con palomita playera, el partido cambió de rumbo. Corría el minuto 20. El Barcelona comenzó a apoderarse de la pelota, como si hubiera necesitado un tiempo para reconocerla. Deco ganó en precisión y la pareja Iniesta-Xavi le puso su nombre al balón. El Madrid se echó a atrás y se protegió como las legiones romanas, con un caparazón de escudos y lanzas, sin pudor y sin más alternativa de ataque que la carrera de Robinho.Fue entonces, en pleno dominio visitante, cuando se hicieron más evidentes sus defectos. El primero es coyuntural, pero decisivo: Ronaldinho no está. El segundo no es menos grave, porque nos confirma que Gudjohnsen no es un delantero a la altura de este Barça. Hay tanta calidad a su alrededor que el contraste daña la vista. Ocurre también con Sylvinho.Messi fue quien más echó en falta un delantero centro: Etoo o Larsson. El argentino lo intentó de todas las maneras posibles, hasta caer en la triste obcecación. En su mejor movimiento se escapó de Cannavaro y Roberto Carlos con un túnel y asistió luego a Gudjohnsen, que falló lo imposible. El islandés es el negativo de Etoo, dicho esto en el amplio sentido de la expresión.Se podía sentir muy satisfecho el Madrid por haber salvado esos minutos y llegar por delante al descanso. Y la felicidad debía ser total en Emerson, al que el árbitro perdonó la segunda amarilla y la condena definitiva, porque el brasileño sigue sin carburar.En la reanudación, el Madrid recuperó fuerzas y aliento, convencido de que le bastaría un contragolpe para finiquitar el choque. Así fue. Un acercamiento peligroso del Barça se convirtió después de un robo en una galopada de Guti, que tuvo el inmenso mérito de desmontar la defensa del Barça con un golpe de cintura. Con el horizonte despejado, Robinho recibió y le regaló un pase fabuloso a Van Nistelrooy, que llegó al punto de penalti como un tren de mercancías. Tal vez eso intimidó a Valdés, que salió un poco a por uvas.El Barcelona ya no se recuperó de ese golpe. No volvió a hacerse con el timón. No tuvo ni fuerzas ni fe, y tal vez eso apunte otro defecto de espíritu. Y el Madrid se creció y se gustó, volcado a la contra, exhibiendo sus valores, que los tiene. Sin calidad para exportar, es la confianza la que puede elevar el nivel del equipo. Eso es precisamente lo que debe trabajar Capello, la convicción.Van Nistelrooy volvió a rondar el gol con un toque muy parecido al que le valió un tanto en Bucarest. En esta ocasión, la vaselina aterrizó en el larguero. Llegó muchas más veces el Madrid, mientas el Barcelona se hartó de tropezar contra un muro cada vez más alto. Pudo haber más goles blancos y quién sabe si el tercero hubiera abierto el apetito del público y la búsqueda de una goleada que nadie hubiera siquiera soñado.Así terminó el partido, con la euforia del madridismo, que se siente de vuelta y tiene papeles que lo demuestran. El problema para el Barcelona es justo el contrario. Quizá tenga la razón de su parte, pero los hechos lo ponen en duda. Sólo tres puntos separan dos filosofías muy distintas. Muy poca distancia para renegar de alguna.
El crack
Guti Las jugadas de los dos goles del Madrid nacieron de sus botas. Perfecto en su labor de construcción.
¡Vaya día!
GudjohnsenFalló un gol claro después de una gran jugada de Messi y demostró que está a años luz de Etoo.
El dandy
Messi Volvió loco al Madrid. Dejó sentados a Roberto y Cannavaro en la mejor jugada del encuentro.
El duro
Emerson Vio la primera amarilla por un pisotón a Messi y se jugó la segunda en una zancadilla a Messi.